LA RESPIRACIÓN ES NUESTRO MEJOR GURÚ: ES VIDA Y A LA VEZ CONCIENCIA
"El
alma es aire; el aire se mueve y es cognoscente.
El aire que respiramos nos da alma, vida y conciencia".
El aire que respiramos nos da alma, vida y conciencia".
Aristóteles
La
Respiración es la acción constante que nos recuerda nuestra
conexión a la vida. Al respirar, no sólo estamos absorbiendo
oxígeno, sino también Prana, la energía vital. Esta es
la fuerza que impulsa la materia. Se encuentra en toda la creación
viviente.
El
Prana está en el aire que respiramos, pero no es el oxígeno, ni el
nitrógeno, ni ninguno de los componentes químicos de la atmósfera.
Prana se encuentra en todas partes; extraemos y convertimos lo que
necesitamos del aire, de los rayos solares, del agua y del alimento.
El
Prana se manifiesta en el plano físico como acción y movimiento y
en el plano mental como pensamiento. Es el punto de encuentro entre
el cuerpo y la mente. Cuando estamos muy nerviosos nuestra
respiración es superficial y está agitada. Cuando sentimos
angustia, miedo, tristeza… el ritmo respiratorio se modifica,
nuestros músculos se contraen, se nos cierra el pecho e incluso se
acorta el aliento. En ambos casos, la absorción y el aprovechamiento
de prana es menor.
Sin
embargo, cuando
se inhala y exhala, de una forma consciente y natural, se manifiesta
la enseñanza del Yoga mencionada por Patanjali en el primer Sutra:
"Y ahora empieza el yoga". El Ahora es consciencia, es estar
presente; sin que exista el antes o el después; sólo Ahora.
La
práctica del Yoga comienza por la respiración. En principio, se
busca redescubrir, explorar y sentir nuestra respiración natural, la
que teníamos de bebés al mover el abdomen y respirar por las fosas
nasales. Nuestra respiración ha sufrido alteraciones inconscientes
que han creado una especie de coraza, de prisión coporal y mental
que impide el flujo libre del aliento y por tanto, de la conciencia.
Al olvidarnos de la respiración, nos olvidamos de nuestro Ser.
En
la pedagogía del Yoga, un punto clave para retomar el flujo natural
del aliento es soltar limitaciones y tensiones articulares y
musculares, relacionadas con las funciones respiratorias, para que la
respiración pueda fluir sin obstáculos. Para ello, las asanas
(posturas) del Yoga se convierten en el engranaje que hace confluir
la conciencia corporal y la experiencia consciente de la respiración,
estableciendo el eslabón voluntario entre cuerpo y mente. En
Yoga, el control del aliento vital es inseparable del movimiento,
quietud o desarrollo de las posturas. Según el maestro B.K.S.
Iyengar "sólo
gracias a una respiración adecuada, las asanas se llenan de
inteligencia".
La
comunión con el cuerpo se efectúa a través de la espiritualización
del aliento, es decir, manteniendo fija la mente conciente en el
proceso respiratorio, dejándola absorberse en la respiración. El
prana obedece al pensamiento, así que el pensamiento concentrado
permite una mayor absorción de prana, y activa ciertas energías
latentes en nuestro interior que nos permite acceder a niveles
elevados de conciencia.
La
cuarta rama del Yoga, el Pranayama, consiste en el control, la
regulación y el dominio del Prana (la energía vital), es el puente
entre el yo consciente y las funciones vegetativas. A la
conciencia de la inhalación se la denomina Puraka, la de retención,
Kumbhaka, y la de exhalación Rechaka.
El
Pranayama, además de purificar el sistema nervioso y eliminar las
toxinas del organismo y de la sangre, aclara y calma la mente,
induciendo al estado de interiorización, concentración y
meditación. Asímismo, incrementa la energía vital, limpia los
canales energéticos y estimula la circulación pránica.
“Mientras
la respiración sea irregular la mente estará inestable, pero cuando
se aquiete, la mente también lo hará y el yogui vivirá largo
tiempo. Deberá entonces controlar su respiración.”
Capítulo
II, Hatha Yoga Pradipika
“Pranayama
aparta
el velo que cubre la luz del conocimiento y anuncia el principio de
la sabiduría.”
Yoga
Sutra II.52
Nuestro
cuerpo alberga la Esencia de la vida, y podemos voluntariamente
reencontrarnos con ella siendo conscientes del aliento vital...al
inhalar aquí y exhalar ahora...conectamos
con nuestra alma individual y el Espíritu Universal, fundidos en
uno.
Es la experiencia de la unidad, donde el Uno y el Todo se encuentran.
“La
inspiración (puraka) es la toma de energía cósmica por parte del
individuo para su crecimiento y progreso. Es la senda de la acción
(pravritti marga). Es lo Infinito uniéndose a lo finito. Aspira el
aliento de vida tan cuidadosa y delicadamente como se aspiraría la
fragancia de una flor, y lo distribuye de forma uniforme por todo el
cuerpo.”
“La
respiración es la salida de la energía individual (jivatma) para
reunirse con la energía cósmica (Paramatma). La espiración aquieta
y silencia el cerebro. Es el abandono del ego del sadhaka y su
inmersión en el Sí-mismo.”
Luz sobre el
Pranayama - B.K.S. Iyengar
“Inhala
y Dios se acerca. Mantén la
respiración,
y
Dios permanece contigo. Exhala, y tú te acercas a Dios.
Mantén la exhalación, y entrégate a Dios”.
Mantén la exhalación, y entrégate a Dios”.
T.
Krishnamacharya
La
actitud de testigo ecuánime ante la respiración es conocerse
a uno mismo a través de la experiencia. La
observación mantenida en el aliento vital amplía nuestra
conciencia, convirtiéndola en una fuerza dinámica y activa, que
sirve como guía y camino para hace emerger emociones y sensaciones
corporales más o menos sutiles, hasta sumergirnos en las dimensiones
más profundas del Ser. La
respiración se convierte así en el espejo de nuestra conciencia, en
nuestro mejor Gurú (maestro), es Vida y a la vez, Conciencia.
Namasté
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